Inmediatamente después de concebir la idea que da génesis a una nueva startup, la pregunta que sobrevuela los escritorios de los emprendedores –sin importar el rubro en el que se desenvuelva– es siempre la misma: ¿cómo organizamos el “negocio” para pagar menos impuestos?
¿Monotributista o Responsable Inscripto? ¿Me conviene una Sociedad Anómima (SA), una Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL) o las flamantes Sociedad por Acciones Simplificada (SAS)? Este tipo de preguntas suelen apabullar no sólo al simple mortal que se le ocurrió poner en práctica su proyecto, sino que también conlleva un profundo análisis por parte de asesores tributarios y societarios de las empresas.
De manera simple, pero con una amplia experiencia en sus espaldas, Nuria Plez, Partner en RPA Consulting, brinda lo que sería el principio rector al recibir al interesado en iniciar una nueva startup: “Siempre es nuestra recomendación hacer el caminito de hormiga, empezando de lo más sencillo a lo complejo, siempre que el riesgo del emprendimiento sea bajo y nuestro segmento de mercado nos lo permita”.
“Desde RPA sugerimos siempre ir de una estructura bien simple a algo más complejo a medida que el emprendimiento vaya tomando forma y vayamos validando que nuestro negocio es escalable, sustentable y rentable”, puntualiza Plez.
De nada sirve empezar con estructuras costosas que requieran mucho mantenimiento si recién se está validando un segmento de cliente. Es por esto que en la medida que el negocio lo permita, es recomendable comenzar con un estructura bien simple como el Monotributo.
“Con un pago único mensual estamos impositivamente en regla. Y si al emprendimiento le va mal o nuestra idea no prospera, podemos deshacernos rápidamente de este costo”, puntualiza la experta.
En época de crisis –o de “tormentas”, según el cristal desde donde se mire la realidad– hay varios aspectos clave al definir la estructura societaria de la nueva startup.
Fernando Schettini, socio de Impuestos de S&A, señaló a iProUP que es importante considerar que estamos atravesando un mundo que usualmente se lo denomina “VICA”, acrónimo de los siguientes términos:
– Volatilidad: lo que sucede hoy cambia antes de lo esperado.
– Incertidumbre: lo que sucederá es solo probable.
– Complejidad: lo que sucede tiene varios factores a considerar.
– Ambigüedad: lo que sucede puede interpretarse de una u otra manera.
La propia volatilidad e inestabilidad de los mercados produce un cambio de rumbo que sin lugar a dudas va acompañada de cambios normativos constantes. Esto obliga a readecuar la planificación impositiva inicial y a realizar recálculos de las tasas efectivas a nivel local e internacional.
Una muestra clara de esta situación es el reciente restablecimiento de los derechos de exportación a pocos meses que fueran eliminados o reducidos significativamente, según el tipo de mercadería.
Estos cambios abruptos generan la necesidad de revisiones periódicas de los encuadres legales y fiscales de los negocios.
Analizado en líneas generales el encuadre impositivo, conviene ahondar en características específicas que son determinantes a la hora de configurar el nuevo emprendimiento.
Para poder tomar una decisión correcta es preciso entender cuál es …
Fuente iProUP Hernán Gilardo