por Korina Velázquez Ríos en 30 marzo, 2017
¿Para qué impulsar políticas de apertura de datos en los gobiernos? El objetivo es promover mayor transparencia y rendición de cuentas gubernamentales para que los ciudadanos actúen de forma más autónoma al elegir lo que quieren consultar y cuenten con información fiable que les ayude a tomar mejores decisiones, además de emprender nuevos negocios y contribuir en la resolución de problemas públicos.
En eventos como ConDatos y el Open Government Partnership (OGP) se han revelado muchos de los casos más innovadores del uso de los datos abiertos en distintos países. No obstante, durante la Cuarta Conferencia Internacional de Datos Abiertos (IODC 2016 en Madrid, España), se reconoció de forma consensada que, a nivel internacional, aún no se ven demasiados beneficios directos de estas aplicaciones en la vida de los ciudadanos.
Los beneficios serán más evidentes en la medida en que los datos abiertos sean usados y se generen más incentivos para su adopción. Así, uno de los mayores retos es que el ciudadano y el sector empresarial los reconozcan como fuente de valor económico y puedan apropiarse de ellos. Y es que tal es el potencial de la innovación pública a través de los datos abiertos que, ante el desalentador panorama económico actual, incluso podrían llegar a establecerse metas de incremento en el Producto Interno Bruto (PIB) de cada nación, por ingresos provenientes de proyectos innovadores relacionados con la apertura de datos.
En la mayor parte de los casos, el origen de la apertura de datos viene de la voluntad política de los gobiernos por integrarse a la Alianza por el Gobierno Abierto (AGA). Sin embargo, lograr que los datos liberados sean realmente de calidad y puedan adoptarse implica un esfuerzo mayor y más formal, ya que es necesario desplegar lineamientos e incluso leyes que ofrezcan, entre otras cosas, apoyo técnico respecto a la estandarización de formatos, como garantizar su permanencia (a pesar del cambio de administraciones), vigencia y confiabilidad en el largo plazo, así como impulsar políticas públicas que promuevan un ambiente propicio para que la sociedad los aproveche.
En un futuro cercano, los datos abiertos y el Big Open Data (es decir, convertir grandes cantidades de datos de gobierno en datos abiertos para analizar patrones y tendencias que ayuden a la resolución de problemas complejos) se convertirán en el insumo primordial para el desarrollo de las Ciudades Inteligentes (Smart Cities), pues gran parte de sus nuevos servicios dependerán de aplicaciones del Internet de las Cosas (IoT).
Ciudades de países como España, Taiwán, Singapur, Dubai y el mismo México ya han establecido planes y metas a largo plazo para desarrollar proyectos de IoT y Ciudades Inteligentes. Según un informe del McKinsey Global Institute, las ciudades que han adoptado una política de datos abiertos en el sector público reportan un impacto directo al PIB de aproximadamente el 1%…
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